La moda no se calla

10:07:00 Marina Rubalcaba 0 Comments




¿Moda frívola?, ¿Moda supérflua? ¿No te das cuenta de que a la moda no hay quien le calle la boca? Ahora más que  nunca esta industria se ha convertido en un altavoz para denunciar injusticias, en un motor de cambio para acabar con cánones establecidos (aunque paradójicamente sean los mismos que ella ha impuesto) porque la moda sabe del poder de influencia con el que cuenta y lo está usando de la menor manera para protestar.

Dicen que en época de dificultad es cuando verdaderamente se desarrolla el ingenio, ante una necesidad nos volvemos más creativos, pues es esto mismo lo que está moviendo la revolución en las pasarelas. Ante la palpable desigual laboral y salarial entre hombres y mujeres, ante el ascenso de un cerdo con peluquín al mando de uno de los países más poderosos del mundo y ante unos cánones de belleza impuestos que están volviendo obsesos al personal, la moda dice basta y lo dice de la mejor manera que sabe, tirando de creatividad.

Así que esa reacción ante las injusticias es la que activado un motor para que los fashion shows se conviertan en herramientas de protesta y divulgación. Y si realmente te gusta la moda como dices, tienes que saber que han sido tres los desfiles que han abanderado esta lucha en las pasadas semanas de la moda mundiales. Ahí van:



El carrusel final de Prabal Gurung fue el primer alegato feminista que vimos en este ciclo estresante de semanas de la moda. Un desfile donde tuvieron cabida tanto el cuerpo despampanante de Bella Hadid como las bonitas curvas de Ashey Graham que cerraron las propuestas de este diseñador de Singapur con mensajes tan rotundos como el que veis aquí arriba. Todo un "guiño" al amigo Trump y la continuación sobre la pasarela de la revolución feminista que está viviendo EEUU ante la cosificación, menosprecio y las desigualdades que sufrimos, y sufriremos, las mujeres ante la legislatura de este señor.



Lo mismo hizo Mari Grazia Chiuri para Dior recordándonos que todas deberíamos ser feministas. Realmente a la diseñadora italiana no le hacía falta estampar este mensaje en sus camisetas, solo el hecho de llevar a la perfección las riendas de una mítica casa de costura fundada y liderada por hombres, es, como dirían en mi tierra, "una guantá sin mano". Nada más que decir, señoría.

Por su parte, Dolce&Gabbana se ha propuesto plantarle cara, con mucho oro, bordados y estampado de leopardo, a los estrictos y endemoniados cánones estéticos que imperan encima de la pasarela. Tanto en su desfile para la semana masculina de Milán, como en la femenina, han tirado de agenda y han reclutado a los mejores influencers del mundo, sea cual sea su talla o estatura, para que presentaran su nueva colección. ¿El resultado? Un desfile de lo más heterogéneo y plural, y eso se agradece. Madres con niños, chicas de 1,50cm o una talla 40 demostraron en Milán que el estilo no está reñido con las medidas que gastes.

Además, Domenico y Stefano son muy mediterráneos y han dicho basta a esa imagen de una mujer escuálida y andrógina que vaga por la pasarela sustituyéndola por jovencitas con marcados coloretes, labios siempre rojos y una sonrisa resplandeciente. La herencia que recogen de Monica Belucci, Sophia Loren o Claudia Cardinale les ha servido para dibujar su propio estilo de mujer pasional y con curvas, y eso, señores, se merece un aplauso.



Así que ni se te ocurra menospreciar a los que trabajamos en este sector, ni pienses que todos estamos metidos en el mismo saco porque es una industria llena de estereotipos y mucho, mucho machismo, pero afortunadamente hay gente dispuesta a cambiarlo y lo están haciendo de la manera que más nos gusta.

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